Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн

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Además, a finales de 1922 fue creado el Gran Consejo del Fascismo, que no solo tenía una función de dirección del movimiento fascista, sino que también constituía un organismo de enlace entre el Estado y el partido en cuanto que estaba formado por los ministros fascistas, el responsable de la oficina de prensa de la Presidencia del Gobierno, el jefe de la Policía y los representantes de los sindicatos y las cooperativas fascistas. Representaba el grado más alto de la jerarquía del Partido Fascista, precedido por el Consejo Nacional (una especie de Gran Consejo extendido a los secretarios provinciales del Partido) y por el Directorio Nacional, órgano ejecutivo constituido por cinco miembros elegidos por el propio Gran Consejo. El Gran Consejo funcionaba como modelo para otros organismos de gestión de asociaciones, entidades y comités, todos ellos en apariencia representativos de instancias y organizaciones; en realidad, se trataba de órganos de control y de reglamentación de cualquier actividad desarrollada en el país. Con el decreto del 14 de enero de 1923 se constituía, además, la Milizia Volontaria per la Sicurezza Nazionale (MVSN), organismo híbrido y proyectado para incidir en la sociedad y en las instituciones públicas más que en el movimiento político. Para su dirección fueron nombrados los estrategas de la toma del poder de octubre de 1922: Emilio De Bono, como dirigente general, e Italo Balbo y Cesare Maria De Vecchi, como comandantes generales. Los comandantes políticos de la Milizia, los cónsules, jugaron un papel importante a la hora de acelerar el cambio político que se produjo en enero de 1925 y la llegada del final del régimen parlamentario: treinta y tres de ellos se revelaron contra la posición cauta y expectante de Mussolini durante la crisis Matteotti, solicitando una intervención decidida de represión de las oposiciones durante la noche del 31 de diciembre de 1924. Después de esta experiencia, Mussolini, en octubre de 1926, asumió personalmente el mando general de la Milizia y se rodeó de personajes que no tenían una especial influencia sobre los escuadristas y los milicianos.

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