Читать книгу El fascismo de los italianos. Una historia social онлайн
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y ponía al mismo nivel el buen gobierno local y el clientelismo:
... los socialistas –continuaba– consideraban los ayuntamientos, por ellos conquistados, como fortalezas que había que conservar y armar contra el Estado, y los politicuchos meridionales estaban acostumbrados a no hacer excesivas distinciones entre los presupuestos municipales y los de sus clientes [...]. La acción benéfica de la Revolución Fascista, antes que en el Estado, se ha notado en los ayuntamientos y en las provincias.
La rendición de Palazzo Marino había asumido
el valor de un símbolo. La caída del mayor ayuntamiento socialista no es solo el precedente cronológico, sino también el presupuesto lógico de la conquista del Gobierno por parte del fascismo (Farinacci: 264-265).
Dos decretos, el primero del 28 de octubre de 1925 y el segundo del 6 de diciembre de 1928, transformaron la administración de la capital en una gobernación de nombramiento central acompañada por un consejo de doce miembros designados por los ministerios de Interior y de Corporaciones. Otro decreto, emitido el 3 de septiembre de 1926, instituía el cargo de potestad en lugar del precedente de alcalde para todos los ayuntamientos italianos. El potestad era designado por el Ministerio del Interior, mientras que los concejales de los consejos municipales, que sustituían a los miembros elegidos del consejo, eran también elegidos por el prefecto en los ayuntamientos inferiores a los 100.000 habitantes y directamente por el Ministerio para los ayuntamientos de población superior: estos, en un proyecto marcadamente corporativo, tenían que representar igualmente a los empresarios y a los trabajadores manuales e intelectuales. Al mismo tiempo aumentaban la autoridad y las prerrogativas de los prefectos, representantes del Gobierno en la periferia, tanto con respecto a las juntas provinciales administrativas, también reformadas con el decreto del 27 de diciembre de 1928, como a los consejos municipales. También fue destruida la red asociativa mediante la disolución de la Lega dei Comuni Socialisti (‘Liga de los Ayuntamientos Socialistas’), fundada en 1916, y la absorción en la Confederazione Nazionale degli Enti Autarchici (‘Confederación Nacional de los Entes Autárquicos’) de la Associazione Nazionale dei Comuni d’Italia (‘Asociación Nacional de los Ayuntamientos de Italia’), fundada en 1901 y a cargo de los católicos sociales de don Luigi Sturzo desde la guerra hasta 1923.