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¡CARAY!

Según el informe de 2013 sobre la actividad física en niños y adolescentes de la Active Healthy Kids Canada, los adolescentes canadienses de edades comprendidas entre los quince y los diecisiete años caminan una media de once minutos al día.

Cuando ya fuiste capaz de andar, aunque fuese con pasos inseguros y a trompicones, o incluso antes de eso, te pusieron zapatos para que sirvieran de «apoyo» para tus pies, y así exploraste el mundo hasta que llegó la hora de sentarte en la trona, en el triciclo o en esa sillita para niños que compraron especialmente para ti.

Tu caminar se fue convirtiendo poco a poco en un corretear infantil –primero con un paso torpe y desmañado y con los brazos ­rígidos, y finalmente de un modo más parecido a lo que es «realmente» correr (algo nada sencillo con esos abultados pañales haciendo que tuvieses que tener las piernas separadas)–. Es muy posible que, ­puesto que eras muy pesado para llevarte en brazos o difícil de controlar, hayas pasado una buena cantidad de tiempo encajonado en la sillita, incluso cuando no estabas dormido.


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