Читать книгу El joven Pierre Vilar, 1924-1939. Las lecciones de historia онлайн

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Ahora hay que plantear el problema: ¿por qué Roubaud me ha rechazado? Si me lo pregunto es porque mis respuestas en clase fueron buenas, y mi deber obtuvo 11 sobre 20 lo que le clasificaba como poco entre los 20 primeros; queda mi composición; temo que la haya juzgado mal: le gusta, parece, el orden cronológico; yo seguí un plan personal; tal vez ello le puso en mi contra. No mucho, sin duda, porque conseguí un «bastante bien», pero no ha considerado que yo deba estar por encima de los otros.

Aquella conversación, además de confirmarle el segundo lugar, resultaría muy instructiva. El Sergal explicó a Vilar el modo cómo la khâgne del Louis-le-Grand proporcionaba a los estudiantes lo que hacía falta para obtener un buen resultado en los exámenes. Para empezar, en el momento del Concurso todos ellos ya serían conocidos entre los profesores. Si eso era así, él formaría parte de una especie de «candidatura oficial». De todos modos, el nivel de aquel año era muy bajo. El curso era amorfo, en comparación, por ejemplo, con el año anterior, donde había habido una decena de ases. Además, parece ser que en las khâgnes del Henri IV y Condorcet, según decían algunos profesores que compartían docencia, el nivel aún era más bajo. Todo eso, que individualmente le podía beneficiar, motiva esta reflexión sociológica: «Azar, o quizá efecto de las generaciones de la guerra (muy apática, parece ser). A menos que la provincia no salga de su adormecimiento...». Pero, por otro lado, concluye, era muy evidente que hacía falta haber estado en el Louis-le-Grand, o al menos en París, para entrar en la École. Este era, afirmaba, el único consuelo que le proporcionaba el hecho de estar allí.


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