Читать книгу La conquista de la identidad. México y España, 1521-1910 онлайн
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El caso es que, como recuerda Alejandro Salafranca, el 25 de mayo de 1531, los capitanes indios Nicolás de San Luis Montañez, cacique de Tula, y Hernando de Tapia, cuyo nombre otomí era Conín y que había recibido el bautismo dos años antes, derrotaron, al frente de un ejército de indios novohispanos, a una numerosa fuerza chichimeca en el cerro de Sangremal. En el curso de la batalla apareció, para pelear al lado de los novohispanos, el apóstol Santiago el Mayor, como solía hacerlo con frecuencia durante los siglos anteriores en las batallas de los cristianos españoles contra los moros. En Sangremal lo hizo con más motivo, porque los capitanes otomíes habían decidido aplazar batalla hasta el día mismo de la festividad del apóstol, que era fiesta de guardar, salvo para los cruzados hispánicos. Hay que recordar además que para todos los cristianos novohispanos, de cualquier etnia o casta, regía el privilegio pontificio otorgado por la Bula de la Santa Cruzada a los españoles, que les permitía comer carne todos los viernes del año salvo los de Cuaresma, en reconocimiento a la victoria de los reinos hispánicos sobre los invasores almohades en las Navas de Tolosa, el 16 de julio de 1212. Como la fecha caía cerca del día de Santiago, hubo quien vio al apóstol matando almohades en la batalla con tanto o mayor ahínco con el que Teseo, venido desde el Hades para auxiliar a los griegos, mató persas en Maratón. Tras la victoria en Sangremal, los novohispanos fundaron la ciudad de Santiago de Querétaro.