Читать книгу La conquista de la identidad. México y España, 1521-1910 онлайн

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Pero ese siglo, el de la Ilustración y las primeras revoluciones políticas, iba a cambiarlo todo. Ya la sustitución de dinastías reinantes alteró considerablemente la relación de las partes con el conjunto de los territorios de la monarquía hispánica. De los Borbones españoles podría decirse algo parecido a lo que Tocqueville afirmó de los franceses: que desmantelaron las estructuras del antiguo régimen mucho antes de que la Revolución las destruyera definitivamente. La nación fue sustituyendo a la monarquía compuesta, a la sombra del despotismo ilustrado. Me refiero, por supuesto, a la nación española, comunidad política que hace su aparición jurídico-política en las Cortes de Cádiz (1810-1812), con la pretensión de comprender e integrar a “los españoles de ambos hemisferios”, pero ya “español” no significaba lo que en la época virreinal. No era, no podía ser lo mismo el sujeto de la nación soberana que el de la monarquía soberana que la había precedido, disolviéndose de una manera tan prolongada e imperceptible como la red de “poderes secundarios” esparcida por todo el cuerpo social que las instituciones del absolutismo borbónico fueron borrando en Francia desde el siglo xvii, pues, como bien supo ver Tocqueville, al propio Richelieu le habría complacido una nación homogénea con una sola clase de ciudadanos, porque ese tipo de superficies igualitarias facilitan el ejercicio del poder absoluto.

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