Читать книгу La conquista de la identidad. México y España, 1521-1910 онлайн

11 страница из 56

La pintura de historia mexicana, como la peruana, surge del relato de la conquista reinventado por la historia nacionalista, no del recogido en las crónicas de Indias. La llegué a conocer, mucho después de mi paso como profesor en El Colegio de México, gracias a las ilustraciones de la magnífica edición de La presencia del pasado, de Enrique Krauze, por el Fondo de Cultura Económica y Bancomer, que antecedió en un año a la de Tusquets (2005). Sobra decir que he disfrutado mucho cotejando el magnífico recorrido de Tomás Pérez Vejo por la versión pictórica de la conquista construida por el nacionalismo mexicano con las imágenes del libro de Krauze.

Pero no quería cerrar este prólogo sin referirme al primer pintor de la historia de Nueva España, muy anterior a mi paisano, el guipuzcoano Baltasar de Echave, natural de Zumaya, que publicó en 1606, en Ciudad de México, unos Discursos sobre la antigüedad de la Lengua Cántabra Vascongada, escritos cuando descansaba de pintar santos de alcoba, como los del bolero de Machín, para clérigos como su amigo y prologuista, el dramaturgo Arias de Villalobos, y para iglesias y conventos de monjas.

Правообладателям