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Entre 1857 y 1859 es el director del diario de Brooklyn Daily Times. Pasa una temporada en el paro entre 1959 y 1960. También se da a la vida bohemia asistiendo con frecuencia a una tertulia en el restaurante Pfaff’s. 1860 es el año de la tercera edición de Hojas de hierba. La extraordinaria fuerza creativa que condensa el libro proviene de 1857, año en el que escribió sesenta y ocho poemas. Buscó entonces un nuevo editor, que no encontró hasta pasados dos años. A los treinta y dos poemas de la segunda edición, Whitman añadió ciento cuarenta y seis. Como era costumbre suya, revisó y reescribió otros ya conocidos por el público.

Por primera vez agrupa parte de los poemas en unidades temáticas: “Hijos de Adán” (en un primer momento el título estaba en francés y solo con el tiempo utilizó el inglés), “Cálamo” – las dos unidades más coherentes – más otras cinco que eliminó de ediciones posteriores. Hay otros que no pertenecen a ninguna, como por ejemplo “Walt Whitman”, más tarde “Canto de mí mismo” o “Una palabra del mar”, que más tarde sería conocido como “De la cuna que se mece sin fin”. En conjunto se nota un mayor interés por la organización y la estructura del libro como un todo coherente. No en vano “Saliendo de Paumanok” abre el libro y lo cierra “¡Hasta siempre!”, en el que Whitman se encomienda a los futuros americanos para que cumplan los sueños que en 1860 son imposibles de llevar a la realidad.

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