Читать книгу Imparable hasta la médula. El cáncer como aprendizaje de vida онлайн

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Hacía dos años que había entrado a formar parte de la plantilla de interinos de la cadena. La televisión autonómica de Castilla-La Mancha había iniciado su andadura seis meses antes de que yo pisara su sede y terminase mi máster. Me destinaron a la sección de Internacional, aunque de manera puntual también ayudé a cubrir noticias para las que se necesitaba apoyo, como la marea negra que el Prestige ocasionó en Galicia en octubre de 2002. No tardé en volver a mirar al mundo, especialmente a las Azores. En ese archipiélago, situado al oeste de Portugal, los mandatarios de Estados Unidos, Reino Unido y España fraguaron la invasión de Irak. Una aventura bélica que George Bush, Tony Blair y José María Aznar iniciaron bajo el pretexto de la existencia de unas armas químicas que nunca se llegaron a encontrar.

Bombas, asesinatos, batallas políticas, catástrofes naturales… suponían horas de trabajo y esfuerzo que quedaban resumidas en apenas un minuto. Píldoras informativas para las que desarrollé una increíble capacidad de síntesis a lo largo de los años en los que la ilusión se fue convirtiendo, poco a poco, en rutina. Comencé a sentirme encasillada, atrapada entre papeles e imágenes que recibía del exterior y a las que debía dar forma de noticia en un ordenador, y mis sueños de antaño volvieron a revelarse para romper las telarañas de mi zona de confort. Rescaté mis anhelos de ponerme delante de la pantalla, de comunicarme de frente con el telespectador. Un nuevo reto que veía factible gracias a la experiencia adquirida.

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