Читать книгу Imparable hasta la médula. El cáncer como aprendizaje de vida онлайн

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La frescura con la que me desenvolví durante las horas en las que duró el programa y lo viva que me sentí antes, durante y después de aquel acto engalanaron mis sueños de certezas. Más aun cuando empezaron a llegar las felicitaciones de amigos y desconocidos. Fue el sumun de mis fantasías de adolescente, tan reales y factibles en aquel momento y durante la semana siguiente, en la cual presenté un especial de media hora relacionado con el concurso de fuegos artificiales de las fiestas. La felicidad que irradiaba esos días me empujaba a seguir diseñando mi futuro por derroteros similares.

Por tanto, cuando en CMM me ofrecieron una plaza fija, concentré mis esfuerzos en tratar de demostrar que era capaz de desenvolverme frente a las cámaras. Tardé un año en conseguirlo, a pesar de que asistí a varios castings de la cadena. Finalmente, me ofrecieron un hueco en el espacio del tiempo, y no quise desperdiciar la oportunidad. Aprendí a interpretar isobaras, a analizar los sistemas de predicción y a elaborar mis propios mapas con el mayor rigor posible, puesto que estaba en una comunidad en la que la agricultura tiene un papel destacado. Fue un primer paso que me abrió las puertas para presentar el informativo del mediodía y, posteriormente, un programa de tarde repleto de directos. Para el 2012 me había convertido en una de las caras de la cadena y el director me propuso presentar las campanadas de Nochevieja. Un privilegio que ni en mis mejores sueños podría haber imaginado. Vestida de gala brindé frente a los telespectadores desvelándoles mis deseos.

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