Читать книгу Imparable hasta la médula. El cáncer como aprendizaje de vida онлайн

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No volví a salir ni ese día ni el siguiente, como si las paredes me protegieran del aliento tirano de los dolores que me atormentaban o, simplemente, para tratar de huir de ellos y no enfrentarme al esfuerzo de subir las escaleras hasta un tercero. Pero esconderme no era la solución, y decidí dejar de autoengañarme y encaminar mis pasos hacia urgencias para descubrir por fin la causa de mis males. Aunque antes tenía otra cita a la que acudir. Aquel domingo, 8 de diciembre, había quedado para comer con mis amigas antes de que cada una de nosotras abandonara Madrid para celebrar la Navidad con sus respectivas familias.

Me preparé con esmero para la ocasión tratando de disimular todo signo de cansancio y rastro de dolor. Una sombra aquí y otra allá podían hacer milagros, al igual que la ropa. Me animé a sustituir el pijama por un vestido azul marino que se ajustaba perfectamente a mi silueta y las zapatillas, por unos tacones que estilizaban mi figura y me hacían contonear las caderas. Me miré en el espejo una última vez para cerciorarme de que mi aspecto no revelaba mi malestar, e hice un gesto de aprobación al comprobar que había logrado ocultar cualquier vestigio de que no me encontraba tan bien como aparentaba.

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