Читать книгу Imparable hasta la médula. El cáncer como aprendizaje de vida онлайн

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—No te voy a dejar sola. Voy a pasar la noche aquí contigo.

—Pero ¿dónde vas a dormir? —repliqué.

—En el suelo. Pondré el abrigo y me echaré encima. Mañana no tengo que dar ninguna clase y prefiero quedarme aquí contigo.

Intenté impedírselo, pero no encontré la manera de convencerla. Además, en el fondo sabía que no me vendría mal su compañía. Le dejé mi abrigo para que tuviera algo con lo que cubrirse y llamé al director del programa que había empezado a presentar en octubre para ponerlo al corriente de la situación, ya que no iba a poder ir a trabajar al día siguiente. En cuanto colgué el móvil, una doctora hizo acto de presencia en la habitación y Maite nos dejó a solas. Se presentó diciendo que era hematóloga con una voz tan dulce que me hizo pensar en mi amiga Ana. Sin embargo, su ceño fruncido auguraba preocupación.

—Tu analítica no está bien y estamos hablando de algo muy grave. —Hizo una pausa para darme tiempo de asimilar sus palabras antes de hablarme del posible diagnóstico al que me enfrentaba—. Podría tratarse de una leucemia.

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