Читать книгу Imparable hasta la médula. El cáncer como aprendizaje de vida онлайн

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Sin embargo, el ciclo de la vida había abierto un gran paréntesis en uno de sus frutos. Era yo, su nieta mayor, sangre de su sangre, la que se estaba echando a perder, agrietando su cosecha más importante, la familiar. Mis raíces le pertenecían a pesar de haber recorrido caminos distintos y a veces distantes. Así que allí estaba para recordarme que el vigor de su savia impregnaba mi ser, que su arraigo a la tierra era mi gran fortaleza y que el espíritu de supervivencia corría por cada una de mis venas. Una presencia etérea capaz de infundirme sosiego y de protegerme de la tela de araña que el pánico comenzaba a hilvanar a mi alrededor.

Su contorno se fue desdibujando lentamente. Sus cabellos grises, sus mejillas sonrosadas, su sonrisa afable se fueron desvaneciendo, y, tras un ligero roce, también sus manos, llenas de surcos infinitos. Me reconfortó aquel encuentro fortuito, más allá de toda lógica, a pesar de que, al disiparse su figura volví a encontrarme con la silueta de la hematóloga y un discurso del que no quería ser protagonista.

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