Читать книгу Las rutas de la seda en la historia de España y Portugal онлайн

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La situación de crisis que aparece en los grandes centros sederos en los primeros años de la década de 1680, atribuida a la mala calidad de las manufacturas, dio lugar a la promulgación de las Ordenanzas Generales de los Tejidos de Seda en 1684, que contó con la colaboración y el asesoramiento de fabricantes y artesanos de Sevilla, Granada y Toledo. Se crearon al mismo tiempo juntas particulares de comercio provinciales, cuya labor fue controlar que las labores manufactureras se ajustaran a los cánones establecidos en dichas ordenanzas. Sin embargo, la rigidez y lo inapropiado de estas, que se basaban en tejidos pesados contrarios a los gustos del mercado, junto a la reticencia del sector sedero, contrario a la introducción de innovaciones, a lo que se sumaba el impacto comercial de la Guerra de Sucesión, hicieron que la reactivación fuera tibia, cuando no nula, y las reformas, un fracaso.ssss1 Tras la guerra se produjo cierta recuperación, debido a la normalización del tráfico con las Indias; la introducción lenta y tardía de innovaciones tecnológicas como el método Vaucanson; el fomento por las juntas de la aparición de reales fábricas de seda, aunque con escaso éxito; la labor de impulso del cultivo de morales y moreras, la cría de seda y el patrocinio de escuelas de artesanos, particularmente en el arte menor y la hilatura, por parte de las diferentes sociedades económicas de amigos del país; la aparición del Consulado de Málaga, o la iniciativa privada. Todo ello supuso entrar en un periodo de cierta estabilidad y progreso caracterizado por continuos vaivenes, aunque definitivamente los tejidos del arte mayor fueron decayendo, mientras se desarrollaba una próspera industria de lo angosto.ssss1

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