Читать книгу Las rutas de la seda en la historia de España y Portugal онлайн
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Conocemos los rasgos generales de la evolución de los centros productores andaluces para toda la etapa. Estos tuvieron su fase de máximo esplendor durante el siglo XVI, a la par de la bonanza económica y la venta de su producción en otras partes del reino, en los territorios coloniales y en Europa. Fue a partir del último tercio de esa centuria cuando la industria sedera andaluza empezó a mostrar síntomas de decadencia, en general, por la competencia de géneros procedentes de otras regiones productoras europeas, de las Indias portuguesas o de China, que les fueron arrebatando mercados tanto en Castilla como en América. Se añadía a lo dicho los cambios tecnológicos en la industria foránea, que abarataban los costes de producción, y en las modas, que sustituían en el gusto de los compradores los pesados artículos confeccionados en las manufacturas andaluzas, que un sistema gremial anquilosado y corto de miras tardó demasiado tiempo en asimilar. Asimismo, las decisiones equivocadas de la monarquía a la hora de promulgar leyes contra el lujo, el permiso de entrada de sedas extranjeras, las sucesivas devaluaciones de moneda o las expulsiones de moriscos de Felipe II para Granada y la general de Felipe III, junto con los brotes epidémicos de las ciudades productoras, que redujeron la producción y, de esta manera, la demanda, u obstaculizó el trasvase de materias primas o mercancías, provocaron, pese a los conatos de reactivación que se produjeron, al menos en Granada y en Córdoba, sucesivos rebrotes de crisis que culminaron en los años ochenta del siglo XVII.ssss1