Читать книгу Las rutas de la seda en la historia de España y Portugal онлайн

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Igualmente están todavía por dilucidar los problemas de escasez de materia prima y de simiente que se fueron produciendo en diversos momentos del periodo. Ya hemos hablado más arriba sobre la escasez de materia prima y de cómo la adquirieron los principales centros manufactureros de seda de procedencias diversas, aunque principalmente murciana y valenciana, a pesar de que falta por conocer las cantidades que entraban en cada territorio, las necesidades que pudieran tener de ellas y que todavía están por determinar, los conflictos que se produjeron por su entrada ilegal y la competencia que le hacían a las sedas locales. Se han estudiado bastante bien los lugares donde se compraba la seda por parte de los tratantes y regatones y cómo ello llegó a repercutir en la propia escasez del producto y en su precio. Sin embargo, es menos conocido el papel de las ferias de Medina del Campo en los intercambios del producto.ssss1

La escasez de simiente fue un fenómeno particular que se produjo en el Reino de Granada y sus efectos se mantuvieron constantes desde el inicio de la guerra de los moriscos hasta bien entrado el siglo XVII. Sabemos que la destrucción o el abandono por los criadores de la simiente durante el conflicto originaron la necesidad de reconstruir la cría del gusano de seda desde la raíz. Por eso, en las condiciones del arrendamiento de 1572 a 1577 se incluyó una cláusula en la que los arrendadores se comprometían a adquirir anualmente 15.000 onzas de simiente traída de Calabria, estipulándose que se vendería a los cultivadores al precio que comúnmente se vendía antes del levantamiento.ssss1 La medida, en principio excepcional, se repitió en años sucesivos y siguió apareciendo en los contratos de otros arrendadores,ssss1 aunque estos traerán también la simiente de Sicilia, Priego, Huelma y Valencia. Un documento fechado en 1583 nos deja un dibujo excepcional del funcionamiento de la compra de simiente y su reparto entre los criadores granadinos del periodo. El arrendador, en este caso, diferenciaba la simiente de moral, de la que había que comprar 2.500 onzas en Priego, Huelma y otros lugares, de la de morera, de la que se comprarían 500 onzas en Valencia. Asimismo, se indicaba que la experiencia demostraba que era preferible la compra de la simiente en capullo antes de sacar la simiente, adelantándola al mes de junio, unos meses antes de lo que se solía comprar, y repartirla entre los criadores en los meses de enero y febrero. Además, nos informa de que las causas de que hubiera que comprar todos los años simiente se debían a que los criadores eran tan pobres que aprovechaban toda la cosecha de capullos para hilar o, en otros casos, no sabían sacarla como los moriscos. Por último, el arrendador se quejaba de que al venderla fiada y cobrada al tiempo de la cosecha, se podía perder entre un tercio y la mitad de lo invertido en la compra de la simiente, debido al porcentaje que pudiera venir muerta, adelantarse su nacimiento antes de repartirse o por el tiempo, es decir, antes de la aparición de la hoja, u otros motivos como tenerla criando en lugares húmedos.ssss1 Desconocemos, sin embargo, hasta cuándo se prolongó la entrega de simiente a los criadores.

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