Читать книгу Las rutas de la seda en la historia de España y Portugal онлайн

122 страница из 161

En menor grado, dentro de cada reino aparecieron otros centros productores que, en algún caso, florecieron al tiempo que los centros principales entraban en decadencia y con la llegada de población morisca expulsada de Granada. Así, para el Reino de Córdoba, el caso de Priego es paradigmático. Esta localidad que inició su andadura a lo largo del siglo XVI como respuesta a la precaria situación de una población sin tierras, despegará en el siglo XVII, convirtiéndose, gracias a su producción de tafetanes simples, en rival no solo de la industria de la capital, sino también de Sevilla y Granada, erigiéndose en el catalizador del modesto desarrollo de la producción sedera en su comarca.ssss1 Caso similar observamos en Écija con respecto a Sevilla, fundamentalmente a partir de finales del siglo XVII con la fundación de su Arte Mayor de la Seda,ssss1 además de la existencia de otros focos menores en Archidona, Antequera, Jerez, Puerto Real y Cádiz, esta última, con el establecimiento de fábricas de medias en la Isla de León.ssss1 En Jaén, además de nombrarse a Úbeda y Baeza como centros sederos, aunque no hemos encontrado evidencias en la historiografía sobre su producción, el centro más destacado tras la capital era Alcalá la Real, la cual tuvo una industria de cierta relevancia en el periodo a caballo entre los siglos XVI y XVII, desapareciendo a partir de 1650.ssss1 En el Reino de Granada, Málaga era el segundo centro productor de manufacturas, a gran distancia de la capital granadina, cayendo en decadencia durante el siglo XVII, pero resurgiendo con cierta vitalidad en la centuria siguiente.ssss1 En cambio, en Almería prácticamente había desaparecido toda actividad, excepto por la presencia de algunos hiladores y torcedores.ssss1 Fuera de los aquí destacados, la producción y manufactura de seda aparece en otras localidades más pequeñas, pero su importancia fue insignificante.

Правообладателям