Читать книгу La Unión Europea. Historia de un éxito tras las catástrofes del siglo XX онлайн
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Los recursos para la defensa constituyen un objetivo secundario para las poblaciones, sobre todo por sus consecuencias en forma de reclutamiento forzoso, por ejemplo, y desde luego cuando estos recursos pueden ser destinados a fines alternativos: en primer lugar, los destinados a la consolidación del Estado del bienestar.
Además, tras las catastróficas experiencias del siglo XX una cultura de paz impregna a las sociedades y alcanza a las cúspides gubernamentales. Al punto de que, en los tratados de la unión que analizamos, la paz figura como primer objetivo de las instituciones de la UE.
En paralelo a estos hechos, Estados Unidos, en su confrontación con la URSS, lanza su propuesta, y la desarrolla a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la OTAN. Una comunidad de defensa liderada, claro está, por el vencedor indiscutible por la parte occidental de la Segunda Guerra Mundial. El otro vencedor, la URSS, hará lo propio mediante el Pacto de Varsovia.
Los estados europeos, en definitiva y con brevedad, delegan el sistema defensivo en uno u otro de los organismos, de manera obligada en los países de influencia soviética, a excepción de la antigua Yugoslavia, y con algunas reticencias los del ámbito occidental. Reservas imperiales que ya se vieron, o residuos incómodos como las dictaduras nacidas con el fascismo, como en España y Portugal.