Читать книгу El auge de la brutalidad organizada. Una sociología histórica de la violencia онлайн

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El último punto se refiere al énfasis excesivo y poco habitual de Foucault en el papel del discurso en la transformación del poder coercitivo. Al esforzarse por distanciarse de las teorías marxistas de dominación que destacan el significado de la economía política, pero también de la ideología en la expansión de la violencia en la modernidad capitalista, Foucault minimiza explícitamente la relevancia de cualquiera de los dos. Por lo tanto, en lugar de enfatizar lo «económico de lo falso», desvía su mirada hacia la «política de la verdad», y en este proceso considera que el concepto de discurso resulta un elemento más adecuado para analizar la ideología y la economía política. Desde este punto de vista, el discurso se entiende como algo que constituye al sujeto, o en concreto, «un único individuo puede ocupar sucesivamente en una serie de enunciados diferentes posiciones y tomar el papel de diferentes sujetos» (Foucault, 1975: 115). Si bien este concepto intenta incorporar tanto las ideas como la materialidad de los agentes sociales, así como las estructuras históricas que fomentan el cambio social, está lejos de dejar claro cómo se producen exactamente las transformaciones discursivas. Más específicamente, no está claro cómo y por qué el poder carcelario reemplaza al poder soberano y por qué y cómo se legitima popularmente esta transición histórica. Como se ha argumentado con anterioridad, el concepto de discurso de Foucault es demasiado vago y general para ayudar a explicar las sutilezas y las complejidades del cambio histórico. Además, a pesar de su crítica nominal de las ideas estructuralistas y marxistas, su concepto aún conserva gran parte de las mismas trampas analíticas que limitan estas teorías del poder (Malešević, 2006: 58-80). El concepto de discurso es particularmente inadecuado para tratar de comprender la dinámica de la acción violenta, ya que difumina los niveles macroorganizativos, ideológicos y microsolidarios de la acción social. En lugar de ser un producto de técnicas de normalización casi místicas e invisibles, la violencia se genera principalmente en organizaciones concretas, está legitimada por doctrinas ideológicas específicas y hace un llamamiento a redes particulares de solidaridad (véase el siguiente capítulo).

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