Читать книгу El auge de la brutalidad organizada. Una sociología histórica de la violencia онлайн

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Todo comportamiento humano está planeado y programado por medio de la racionalidad. Existe una lógica de las instituciones y en el comportamiento y las relaciones políticas. Incluso en los más violentos, hay racionalidad. Lo más peligroso de la violencia es su racionalidad. Por supuesto, la violencia en sí misma es terrible. Pero la raíz más profunda de la violencia y su permanencia provienen de la forma de racionalidad que utilizamos. La idea era que si vivimos en el mundo de la razón, podemos deshacernos de la violencia. Esto es un error. Entre violencia y racionalidad no hay incompatibilidad (Foucault, 1980: 299).

No hay duda de que Foucault proporciona una teoría original y persuasiva del poder coercitivo. Como tal, esta interpretación es capaz de identificar y controlar las formas coercitivas de dominación, que pueden no tener necesariamente desenlaces violentos. En algunos aspectos, Foucault tiene éxito donde Elias falla. Lo que para Elias es un signo del avance de la civilización, el autocontrol interiorizado que apacigua la violencia, para Foucault es el epítome de la represión coercitiva: las técnicas de vigilancia modernas, la autocensura y el control invisible pero generalizado de los cuerpos y las almas de los individuos. En este sentido, la interpretación de Foucault es una mejora importante del diagnóstico de Elias. Sin embargo, la perspectiva foucaultiana todavía no ofrece una explicación satisfactoria de la violencia organizada. Podemos encontrar cuatro importantes puntos débiles en esta postura.

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