Читать книгу El auge de la brutalidad organizada. Una sociología histórica de la violencia онлайн

51 страница из 96

En resumen, Elias proporciona una teoría original de la violencia organizada con claros méritos. Se basa en Weber para enfatizar el significado de la violencia en la vida social y rastrear los contextos históricos que generaron el monopolio del Estado sobre el uso legítimo de la violencia. Sin embargo, a diferencia de Weber, que es mucho más ambivalente acerca de la relación entre violencia y civilidad y es escéptico acerca de la idea de la disminución de la violencia, Elias está convencido de que la violencia y la civilización son diametralmente opuestas y que a medida que la civilización avanza, la violencia ha de disminuir. Esta visión, profundamente arraigada en la ontología hobbesiana, no puede explicar el asombroso aumento de la violencia organizada en la modernidad.

Violencia y poder carcelario

Frente a la perspectiva eliasiana, que entiende la violencia como el «Otro» de la civilización y algo que contiene una fuerte naturaleza biológica, si no primordial, los enfoques foucaultianos conceptualizan los actos violentos como profundamente contingentes y los vinculan a formaciones históricas específicas. A diferencia de Weber o Schmitt, para quienes la violencia es un aspecto integral e indispensable de la vida política, para los foucaultianos la política y la violencia representan dos esferas de acción social totalmente autónomas. En concreto, los foucaultianos conceptualizan la política en términos agonistas, pero también argumentan que los conflictos políticos difieren sustancialmente de la acción violenta. Su opinión es que, precisamente porque el poder político puede prescindir de la violencia, es capaz de dominar los órdenes sociales modernos. Tal como mantiene Foucault (1982: 219-220) en El sujeto y el poder, el poder político, en lugar de ser inherentemente violento, termina en realidad donde la violencia prevalece. A diferencia del poder, que se entiende como una relación dinámica, algo que es «un modo de acción», se considera que la violencia es más estática, ya que su «polo opuesto solo puede ser pasividad». Foucault reconoce que la violencia puede ser parte de algunas relaciones de poder, pero está convencido de que, «en sí mismo, el ejercicio del poder no es violencia».

Правообладателям