Читать книгу Doble crimen en Finisterre онлайн

73 страница из 77

—Entonces, ¿descarta que haya sido un robo?

—No, no. Ya se lo he dicho. Esa hipótesis es de momento la principal. Solo que no puedo descartar ninguna otra y por eso le pregunto si se le ocurre que alguien pudiera estar interesado en esas muertes, si alguna vez Rosalía le hizo algún comentario, esas cosas.

—No —lo cortó sin dudarlo el decorador—. Ella nunca me dijo ni me insinuó nada. Yo puedo pensar lo que pienso, pero no se lo puedo decir a usted porque si todos dijésemos a la policía lo que pensamos de las personas que nos caen mal, sería el caos. Me comprende, ¿verdad? Usted también pensará en alguien, me imagino, pero no hará nada sin pruebas, supongo.

—Sí, claro. Pienso en alguien; en varias personas, realmente; también pudo haber sido alguien en quien no pienso. Por eso pregunto. —El cabo se quedó mirando a Canido un largo rato y le preguntó—: ¿Conoce usted personalmente a Marcelino García?

—Sí.

—Me refiero a si lo trata, si habla con él de vez en cuando.

—Sí. Coincidimos a veces cuando yo estaba trabajando en la decoración del chalé o del piso de Coruña.

Правообладателям