Читать книгу Fenomenología de la experiencia estética онлайн

117 страница из 189

I. LO QUE LA OBRA ESPERA DEL ESPECTADOR

Lo que la obra espera del espectador es, a la vez, su consagración y su acabamiento. La objetividad del valor que conlleva, por retomar la distinción que propone Scheler entre objetividad y universalidad, no puede sentirse más que con el contacto del objeto, y su universalidad solo puede establecerse empíricamente por la unanimidad de la opinión y por la prueba de la duración. Pero el público no solamente aporta a la obra la consagración de este valor. Esto ya es de por sí importante y el artista, sin duda, es algo que tiene perfecto derecho a esperar; a pesar de la confianza que tenga de sí mismo, sabe que no puede ser a la vez juez y parte, que nunca será un espectador imparcial de su propia obra y que el único veredicto que cuenta es el del público. Mas la obra tendrá tanto valor como ser tenga, y la primera tarea del público consistirá en completar su ser. Lo que la obra espera de él es, antes que nada, su acabamiento: por esto tiene el artista necesidad, como ya decía Hegel, de la colaboración del espectador. Y sabemos por qué: si el objeto estético solo puede ser mostrado, si ningún saber puede igualarlo ni ninguna traducción sustituirle, es precisamente porque tiene su realidad primera antes que nada en lo sensible como ya hemos indicado antes.

Правообладателям