Читать книгу Fenomenología de la experiencia estética онлайн

167 страница из 189

A nada que no sea percibir, es decir a abrirnos a lo sensible. Pues el objeto estético es antes que nada la irresistible y magnífica presencia de lo sensible. ¿Qué es una melodía a no ser una riada de sonidos que nos inunda? E igualmente ¿qué es un poema más que el estallido y la armonía de palabras que cautivan nuestro oído? ¿Qué es la pintura sino un juego de colores? E incluso un monumento ¿no es el resultado de las virtudes sensibles de la piedra, su masa, sus reflejos, su pátina? Si el color se desvanece y se estropea, el objeto pictórico desaparece; y si las ruinas son también objetos estéticos es porque la piedra continúa siendo piedra y los restos desgastados manifiestan su base pétrea; pero supongamos que el monumento pierde lo que en él hay de dibujo y pintura, como cuando hay un incendio, entonces deja de ser objeto estético. De la misma manera, si las palabras no fuesen más que signos sin base sensible, como los algoritmos matemáticos, reduciéndose a su pura significación, el poema dejaría de ser poema.

Правообладателям