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b) Objeto estético y naturaleza

La obra de arte se halla en este mundo de objetos donde se mezclan de manera inexplicable lo natural y lo cultural, la cosa y el objeto fabricado. Confrontémosla primeramente con las cosas, las cosas inhumanas que surgen y desaparecen al dictado del azar al cual el hombre no controla. Pero esto ¿para qué? ¿Acaso no es evidente que la obra es un objeto humano? ¡Tengamos paciencia! El objeto estético no desautoriza a la naturaleza, incluso llega a conectarse estrechamente con ella, como la iglesia que se halla enclavada en el centro de un pueblecito, o la fuente que está en un jardín; de la misma manera una escollera es bella cuando rodea y prolonga con exactitud las orillas de la desembocadura de un río, y las carreteras o los viaductos son calificados como trabajos de arte por la manera en que aprovechan y acusan las líneas del paisaje; se puede hablar de «genio» en estos casos. Sin duda este argumento está sujeto a sospechas diversas; pues puede decirse que la naturaleza, cuando se halla «marcada» por la obra o el trabajo de arte, ya no es simplemente naturaleza: veremos que en estos casos queda estetizada y entra a formar parte de la órbita del arte. No podemos eludir tampoco la diferencia entre obra de arte y trabajo de arte: la primera supone una naturaleza ya dominada, la población ya construida, el jardín ya roturado; y sobre todo transforma de la naturaleza lo que es susceptible de ser estetizado y puede aparecer por sí mismo como estético, como puede ser la calidad de la luz, el color del cielo tal como puede captarlo la acuarela, o el dibujo de las formas; así el pintor de vidrieras, conectando la trasparencia del cristal a la luz del lugar, hace estética con elementos estéticos. Mientras que el ingeniero violenta la naturaleza para realizar un proyecto abstracto, y no suele tener en cuenta, en este combate que mantiene contra los obstáculos, el aspecto sensible de las cosas; ha debido ceder a la naturaleza para vencerla, la cual, en la medida en que es ella misma estética, estetiza su obra. Sin embargo, estetizada o estetizante, la naturaleza, cuando se alía con el arte guarda su carácter de naturaleza y lo comunica al arte: es la faceta que desafía al hombre y que manifiesta una insondable alteridad.

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