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2. Aquí nos alejamos de Sartre, cuya teoría evocaremos más tarde, y también de Husserl, respecto al cual la doctrina tocante a este punto es bastante confusa, por un lado, lo irreal, que está «enmarcado», y lo imaginario se confunden, pues imagen y retrato se ven así conectados al mismo término: Bild, y por otro lado, lo imaginario es el resultado de la neutralización. Ahora bien, parece (y esto conectarla además con la teoría general de Husserl que subordina todas las modificaciones posicionales de la creencia en la modificación más radical de neutralidad, y que invita por consiguiente a distinguir esta última modificación de la imaginación) que lo irreal sea aquí inmediatamente dado y sufra a continuación la neutralización, o al menos que lo irreal sea neutralizado en tanto que irreal y sin tener necesidad de la neutralización para llegar a ser tal.

3. No es indiferente, en efecto, que nos preparemos adecuadamente para percibir. No solo informándonos acerca del argumento, leyendo a nuestro gusto el libreto, sino también informándonos sobre la estructura de la ópera, relacionando el leit-motiv con la función musical y significación metafísica que les atribuye Wagner. Esta pequeña investigación previa no tiene otro fin que el de clarificar nuestra percepción del objeto estético. Volveremos sobre este punto cuando describamos esta percepción.

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