Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн
130 страница из 139
– Perdóname – dijo Juan separándose de ella -, ha sido un impulso incontrolable que no he podido evitar.
– No hay nada que perdonar – respondió ella sonriente – lo has hecho muy bien, ya veo que con tus compañeras de la facultad has aprendido algo más que historia. Además, resultas de lo más gracioso pasando de estar completamente ausente a una reacción pasional digna de una escena de película.
En ese mismo instante, se produjo un pequeño estruendo provocado por un grupo de patos que levantaba el vuelo, agitando la superficie del agua y provocando unas olas diminutas. Ello fue la causa de que ambos jóvenes salieran del ensimismamiento transitorio en el que se encontraban, producto de una atracción tan correspondida como desconocida hasta ese instante, tanto para Juan como para Isabel.
A continuación siguieron paseando, relatando Juan que estaba terminando su doctorado, lo que complementaba dando clases en la misma facultad de historia como profesor no numerario. Después, preguntó a Isabel la razón por la que había ido a estudiar a Francia.