Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн
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– Ya sabes que mis padres se separaron hace varios años cuando tu y yo éramos aun niños, por eso no se si recuerdas a mi padre – comenzó Isabel.
– La verdad, es que no tengo muchos recuerdos de él – Juan se esforzaba rebuscando en su memoria -, sólo sé que siempre que venía a pescar con mi abuelo, se acercaba para preguntarnos que tal nos iba con la pesca.
– Si – dijo Isabel entusiasmada -, yo también me acuerdo de eso, porque siempre le acompañaba en esos paseos.
– Claro, tu eras la niña con trenzas, que mientras tu padre encendía una pipa y fumaba conversando con mi abuelo, tu te dedicabas a molestarme diciéndome que no era capaz de pescar nada.
– Y tu, ni te inmutabas, seguías concentrado en la pesca y ni siquiera me dirigías la palabra.
Juan, miró fijamente a Isabel sin dirigirle la palabra por unos instantes, tal y como hacía en los tiempos a los que ella se refería.
– ¿Qué, no vas a decir nada? – preguntó Isabel esperando alguna respuesta de su interlocutor.
– Si quieres que sea sincero, la verdad es que lo único que me apetecía en aquella época, era tirarte al agua. Pero comprenderás que delante de tu padre y mi abuelo nunca me atreví a hacerlo.