Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн
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También eran frecuentes por esos parajes los encuentros furtivos de enamorados, que aprovechaban la clandestinidad que proporcionaban algunas rocas o la espesura de los árboles del bosque, para dar rienda suelta a sus pasiones sin la mirada vigilante e inquisitiva de la madre o aya correspondiente.
Por su parte, desde la pérdida de la reina Ana, al monarca le invadió una tristeza que le acompañó hasta el final de sus días. Desde ese momento, siempre se vio al rey enfundado en vestimentas de color negro, y ese atuendo le acompañó durante el resto de su vida.
Aunque su cuarta esposa murió cuando él sólo tenía 53 años, no volvió a casarse y se dedicó en cuerpo y alma a la terminación de su gran obra en El Escorial.
En 1583 se concluyó la Biblioteca, la cual albergó numerosos volúmenes, algunos de ellos censurados por la Inquisición, que se venían acumulando en sus almacenes desde varios años atrás. Anteriormente en 1573 el rey había convocado al médico de origen musulmán, Alonso del Castillo, para que le ayudase a catalogar la colección de libros de El Escorial y elaborase medicamentos de origen árabe. Tres años más tarde, en 1576, Felipe II nombró primer bibliotecario de El Escorial a Benito Arias Montano, quien ya había hecho méritos en 1570, cuando siendo asesor del rey en los Países Bajos ideó un sistema de censura que permitía expurgar textos de los libros sospechosos. De esta forma, una obra podía circular sin tener que censurarse por completo, lo cual el monarca recomendó a la Inquisición para que lo adoptase. Así, el hecho de que un libro no obtuviera aprobación, no implicaría necesariamente que fuera destruido.