Читать книгу Cosmopolítica y cosmohistoria: una anti-síntesis онлайн

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Todos aquellos que se hicieron de la victoria hasta nuestros días marchan en el cortejo triunfal de los dominadores de hoy, que avanza por encima de aquellos que hoy yacen en el suelo. Y como ha sido siempre la costumbre, el botín de guerra es conducido también en el cortejo triunfal. El nombre que recibe habla de bienes culturales, los mismos que van a encontrar en el materialista histórico un observador que toma distancia. Porque todos los bienes culturales que abarca su mirada, sin excepción, tienen para él una procedencia en la cual no se puede pensar sin horror. Todos deben su existencia no sólo a la fatiga de los grandes genios que los crearon, sino también al vasallaje anónimo de sus contemporáneos. No hay documento de cultura que no sea a la vez un documento de barbarie (Benjamin 2008: 41-43).

Al ignorar las diferencias temporales y étnicas entre los diferentes tipos de poder, Mutumajoy nos fuerza a reconocer su realidad más elemental e innegable: la coacción y la violencia. Desde esta perspectiva deliberadamente atemporal pierden relevancia las distinciones entre tipos sucesivos de poder, unos supuestamente más legítimos que otros, y resulta perfectamente asimilable lo que los misioneros españoles hicieron con su suegro, hace medio siglo según nuestra cronología, y lo que hicieron con las personas anónimas a quienes obligaron a construir Machu Picchu, hace cinco siglos, también según nuestra cuenta del tiempo.


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