Читать книгу Cuarenta años y un día. Antes y después del 20-N онлайн
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ssss1 V. Pérez Díaz: El retorno de la sociedad civil, Madrid, Instituto de Estudios Económicos, 1987; X. Doménech: Quan el carrer va deixar de ser seu. Moviment obrer, societat civil, canvi polític, 1966-1978, Barcelona, Publicacions de L’Abadía de Montserrat, 2002; P. Ysàs: Disidencia y subversión. La lucha del régimen franquista por su supervivencia, Barcelona, Crítica, 2004; P. Radcliff: Making democratic citizens in Spain. Civil Society and the Popular Origins of Transition, 1960-1978, Basingstoke, Palgrave Macmillan, 2011; E. Treglia: Fuera de las catacumbas. La política del PCE y el movimiento obrero, Madrid, Eneida, 2012.
II.
CONSTRUIR LA IMAGEN DEL 20-N
3. «¡QUÉ DURO ES MORIR!»: LA RECONQUISTA AUDIOVISUAL DE LA INVISIBLE AGONÍA DE FRANCO
Nancy Berthier Université Paris-Sorbonne
«En el curso de un proceso gripal, su excelencia el jefe de Estado ha sufrido una crisis de insuficiencia coronaria aguda, que está evolucionando favorablemente, habiendo comenzado ya su rehabilitación y parte de sus actividades habituales». Tal fue la eufemística nota emitida por la Casa Civil el 21 de octubre de 1975 con respecto a la salud del jefe de Estado, que acababa de sufrir un infarto del miocardio; un mensaje destinado a tranquilizar a los españoles, y sobre todo a apagar los más extravagantes rumores que corrían no solo en el país sino también en el extranjero, donde se llegó a anunciar erróneamente su fallecimiento. Después de una larga agonía, ritmada por 56 partes médicos y 115 comunicados, el 20 de noviembre del mes siguiente Francisco Franco se moría en una cama del Hospital de la Paz, donde había sido trasladado a inicios del mismo mes. Esta avalancha de mensajes oficiales, cuya prosa técnico-médica se debía descifrar para imaginar entre líneas la verdadera naturaleza del estado del caudillo, compensaba en realidad una gran incertidumbre informativa, y durante el periodo que Manuel Vázquez Montalbán bautizó irónicamente como «ceremonia de la supervivencia» aquel lenguaje, que «trataba de pasteurizar el idioma de la muerte»,ssss1 presentaba una realidad sobre todo invisible. En efecto, desde el primero de octubre de 1975 la imagen del caudillo había desaparecido del horizonte mediático en el que había sido omnipresente durante los cuarenta años anteriores, creando una repentina sensación de hueco que las palabras no conseguían colmar. Durante esas semanas, los españoles vivieron un extraño periodo de espera, sumidos en un océano de dudas, en el que el tiempo parecía dilatarse mientras que se iba acercando cada vez más el final del caudillo, la única –aunque borrosa– certidumbre, feliz para unos, e infeliz para otros.ssss1 Este texto se propone estudiar la manera en que la invisible agonía de Franco tomó cuerpo en la narrativa audiovisual para colmar retrospectivamente el vacío de la imagen ausente, percibida como imagen prohibida. En efecto, las imágenes en movimiento se impusieron para elaborar relatos alternativos al oficial, como respuesta a una imparable pulsión escópica, un imperioso deseo de ver.