Читать книгу Cuarenta años y un día. Antes y después del 20-N онлайн

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Sin embargo, la realidad histórica queda bastante lejos de los mitos. Todas las investigaciones solventes apuntan a que fue a pesar de Franco y de su obsoleta dictadura que España empezó a cambiar a lo largo de los años sesenta y que la sociedad civil, verdadera clave del cambio sucesivo, consiguió desarrollarse y alcanzar una gran madurez gracias también al empuje de una oposición antifranquista capaz de crear espacios de libertad que desafiaban los límites represivos del régimen.ssss1 Perdido el contacto con la realidad del país, Franco no previó el impacto de los cambios en la política económica de finales de los años cincuenta, que había aceptado sin enterarse de las consecuencias; no entendió lo que había ocurrido en la Iglesia, que después de haberlo legitimado y apoyado a lo largo de muchos años, en una parte relevante (sobre todo en las asociaciones juveniles católicas y entre los curas jóvenes) se había convertido en opositora. Y al no entender nada de un mundo en el cual se había quedado como forastero, reaccionó, hasta in limine vitae, de la única forma de la que era capaz: rechazando las peticiones de gracia (incluso por parte de Pablo VI) para las cinco ejecuciones llevadas a cabo el 27 de septiembre de 1975 y convocando para el 1 de octubre, frente a las protestas internacionales, un multitudinario mitin en la habitual Plaza de Oriente. Allí quiso denunciar, una vez más, el contubernio comunista. Fue su último discurso.

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