Читать книгу Si tuviera que volver a empezar.... Memorias (1934-2004) онлайн

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Es una amistad que perdurará a través de los años, a pesar de la diáspora y la inevitable separación que supone la lucha por la vida. Por lo tanto para entenderla no podemos separarla de la memoria. Amistad y memoria van unidas, y la memoria, no hay que olvidarlo, conforma también ese espacio que constituye nuestra ideología. Los compañeros de la FUE serán siempre algo muy especial porque comparten memoria e ideología, estén donde estén y a pesar del tiempo.

Además, el discurrir de la vida también le va a permitir conocer a personas entrañables y decisivas, como fue Ferdinand Pinsot, empresario francés que por medio de mi padre apoyó a los miembros de la resistencia española en el París ocupado, corriendo riesgos que podían haber tenido graves consecuencia para él. Este gran amigo, con sus relaciones sociales conseguía todo lo que le pedían y redimió en parte la insensibilidad de algunos franceses ante el drama que vivieron los refugiados de la guerra civil española.

Pero fueron muchos más los que le apoyaron. Es emotivo el episodio de la señora Coulodin cuando a ese joven español desarrapado y hambriento recién llegado a Milly desde un Tonnerre inhóspito, abriéndole una habitación acogedora y confortable de su casa burguesa le dice: «Juan, esta es la habitación del hijo que tengo en el frente de batalla y mi esposo ha decidido que seas tú el que la ocupes y a mí me agradaría mucho que lo aceptases».


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