Читать книгу Mujer, inclusión social y Derechos Humanos. Reflexiones desde las ciencias sociales y jurídicas онлайн
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Más de un tercio de la población gitana (38%) no ha cursado ni los estudios primarios, y otro tercio (34%) solo esos estudios. Uno de cada cuatro gitanos y gitanas habría alcanzado el nivel de graduado escolar (25%) y un pequeño porcentaje habría seguido estudiando, menos del 2%, bachillerato o formación profesional avanzada, y en torno al 2 por mil, estudios universitarios (Gamella, 2011, p. 370).
A pesar de este panorama desolador, lo cierto es que en los últimos años se han producido importantes avances, que han venido de la mano de los diferentes programas impulsados desde Europa y desde el gobierno, y siempre en colaboración con las asociaciones y órganos de representación del Pueblo Gitano en España. El último de tales programas ha sido la Estrategia Nacional para la Inclusión Social de la Población Gitana 2012-2020 (Ministerio de Sanidad, 2014), que marca cuatro líneas estratégicas de actuación: empleo, vivienda, salud y educación. En el ámbito educativo, la Estrategia se marca objetivos específicos en todas las etapas, incluyendo el objetivo de “Incrementar la tasa de población gitana que haya completado estudios postobligatorios” y anima a las Comunidades Autónomas y entidades locales a impulsar “Medidas de acceso a la universidad para la población gitana, incluyendo la promoción de programas de becas” (Ministerio de Sanidad Servicios Sociales e Igualdad, 2018, p. 13). Y es que la educación postobligatoria, y muy especialmente la formación universitaria, puede suponer una mejora considerable de las expectativas y posibilidades de acceder a empleos más estables y mejor remunerados, además de con mayor reconocimiento social.