Читать книгу Derecho de gracia y constitución. El indulto en el estado de derecho онлайн
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Sobre la clemencia como instrumento del poder, MAQUIAVELO afirmaba, desde la separación entre ética y política, que el príncipe debe encontrar el equilibrio entre ser amado y temido. El príncipe clemente y el príncipe temido, dos manifestaciones del poder que deben gestionarse con cautela, pues lo cualifica ante sus súbditos:
“De la Crueldad y la Clemencia; y si es Mejor ser Amado que Temido, o ser Temido que Amado. Paso a las otras cualidades ya cimentadas y declaro que todos los príncipes deben desear ser tenidos por clementes y no por crueles. Y, sin embargo, deben cuidarse de emplear mal esta clemencia, (…) Surge de esto una cuestión: si vale más ser amado que temido, o temido que amado. Nada mejor que ser ambas cosas a la vez; pero puesto que es difícil reunirlas y que siempre ha de faltar una, declaro que es más seguro ser temido que amado (…) Volviendo a la cuestión de ser amado o temido, concluyo que, como el amar depende de la voluntad de los hombres y el temer de la voluntad del príncipe, un príncipe prudente debe apoyarse en lo suyo y no en lo ajeno, pero, como he dicho, tratando siempre de evitar el odio”ssss1.