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La localización fuera de las instalaciones de la empresa cuando se desempeña el trabajo a distancia implica la separación entre el trabajador y el empleador o el cliente a quien va dirigido el trabajo, sin contacto personal con los compañeros de trabajo. El teletrabajo puede desarrollarse en el domicilio del trabajador, pero también abarca otros posibles escenarios (telecentros, teletrabajo móvil), por lo que ocupa un terreno más amplio que el del trabajo a domicilio. Como consecuencia de la deslocalización, el trabajo a distancia, y el teletrabajo como subespecie suya, suponen una forma de organización del trabajo distinta de la tradicional “presencial”.

La incorporación de esta característica supone una novedad, respecto de la regulación anterior del trabajo a distancia, puesto que en el art. 13 ET redactado conforme a la Ley 3/2012 se omitía, si bien el legislador parecía pensar en el mismo como se deduce de la Exposición de motivos del RDL 3/2012, que hacía referencia al uso intensivo de las nuevas tecnologías. Sin embargo, la falta de mención en el art. 13 TRET conforme a esa versión de 2012, del requisito aludido, hace que no se pudiera excluir de la calificación de trabajo a distancia aquel que no implicase la utilización de nuevas tecnologías para realizarlossss1.