Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн

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Con la experiencia y trayectoria de Rolando cualquiera podría deducir que este sabía que D’Alessio terminaría convirtiendo el testimonio de Brusa Dovat en un relato que cuajara a la perfección con sus intereses, y no con lo que realmente ocurrió. Tal vez por ello, y conociendo los mecanismos para lograrlo, prefirió que la noticia fuera manejada por Daniel Santoro, el periodista que en un lejano 2004 escribió el libro llamado Técnicas de Investigación: Métodos desarrollados en diarios y revistas de América Latina.

Cuando Brusa Dovat escuchó por primera vez en el almuerzo el nombre del jefe de Judiciales de Clarín no pudo asociar el apellido con una cara. Indagó en sus recuerdos fotográficos, pero no dio con el rostro del periodista que supuestamente le conseguiría ese resguardo que tanto anhelaba. Finalizado el almuerzo, D’Alessio le informó que se comunicaría para tener un nuevo encuentro junto con el otro periodista, Daniel Santoro. Se despidieron rápidamente. Marcelo Sebastián pagó la comida con su tarjeta bancaria; gastó $2630. Minutos más tarde, el “director de la DEA” volvió a verse con Pedro Etchebest y recibió el segundo pago por U$5000. Había sido un día fructífero.

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