Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн

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ARP: Tengo toda la cordialidad de explicárselo. Vamos a secuestrarlo y voy a tener el cuidado necesario.

MD: Quedó asentado lo que yo le expliqué al doctor que hay cosas de interés nacional. Esa es la investigación que tiene en este momento Stornelli... lo de Campillo. Lo pueden llamar a Carlos ahora y preguntarle (...). Lo fui a ver a Pinamar para darle información. ¿Lo quiere llamar a Stornelli para preguntar si efectivamente le aporté eso? Lo llamo a Carlos de un teléfono… Estoy haciendo un libro con Santoro, que está ahí arriba, “El Mecanismo”... ¿También lo quiere hablar con él, lo que está llevando las investigaciones estas?

ARP: La voy a llevar6.

A medida que las requisas avanzan, D’Alessio interfería en los procedimientos y daba órdenes que nadie acataba. Caminaba en círculos, y se sentaba en el sinfín de asientos de la mansión. Estaba contrariado con el allanamiento y exigía una y otra vez hablar con funcionarios nacionales.

Pasadas las 19 horas, los abogados del espía, Rodrigo González y Gustavo González, se hicieron presentes en su domicilio y se quedaron hasta que finalizó el operativo. Lo primero que hicieron fue hablar con su cliente y le informaron la verdadera identidad del juez a cargo del operativo, para que dejara de confundirlo con Villena. Le aconsejaron que dejara de hablar con tanta liviandad de sus tareas en curso. Necesitaban que fuera hermético en sus declaraciones.

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