Читать книгу As de corazones rotos онлайн
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Absorta en pensamientos, visualicé con estupor sangrante, sintiendo que dolían los grilletes intangibles. ¿Quién escuchó a esas madres su verdad? Si en la calle se cruzan los latidos, ¿a quién en verdad le importa quién eres, a dónde vas? Cara a cara hay que enfrentar la realidad; ella en picada blanca nos va tendiendo una trampa, musitando tiernamente las mil frases cariñosas que empezamos a extrañar; nos invita a salir de fiesta con tacón alto de espuma, que desliza su pisada hasta la bruma, intentando dejar huellas que nos permitan volver al sendero confiable recorrido, a ese dulce ayer para quizás, en un segundo, respirar a pulmón abierto la bien amada libertad.
¡Madres de Mayo!, benditas sean sus voces que clamaron por la justicia en ese asqueroso encierro de las culpas solapadas. Tras el poder y el dinero se negocian las conciencias. Benditas sean sus manos, que no solo se juntaron para elevar oraciones, sino que también crearon el gesto de valentía al empuñar estandartes, legando a la humanidad la certeza de lo importante que es desterrar la cobardía para salir a las calles y rescatar el valor.