Читать книгу Más allá de las caracolas онлайн

69 страница из 126

—Lo siento —conseguí balbucear mientras volvía a colocarme en mi asiento.

—¿De verdad? —preguntó muy bajito Nina inclinándose sobre mi oído.

Obviamente, no respondí, y me di cuenta de la jornada que me esperaba si, como empecé a sospechar, Nina tenía previsto divertirse a mi costa con sus devaneos seductores. Por si fuera poco, con el traqueteo de la furgoneta y las curvas, aunque me había agarrado al asidero de la puerta para no volver a irme hacia ella, era inevitable nuestro roce, por lo que mis nervios estaban ya saliendo por todos los poros de mi piel.

Nina no solo no se apartaba, sino que parecía disfrutar, pues en cada curva hacía que el contacto fuese aún más próximo y constante. Cuando tras casi dos horas de viaje por aquella carretera, en la que era imposible meter la cuarta velocidad, llegamos a la ciudad, por un lado, respiré y por otro, habría preferido que el viaje continuase.

Miguel aparcó cerca de la gran plaza donde los domingos se celebraba el mercado. Él y Amanda se marcharon para recoger unos encargos en dos de los comercios del pueblo y quedamos para comer en un pequeño y acogedor bar-restaurante, situado en las cercanías. Y allí, en la calle, me quedé con Nina, intentando serenar mi desasosiego para conseguir pasar el día que me esperaba y esconder como buenamente pudiera mi agitación, aun sabiendo que no me iba a servir de nada, pues tenía la certeza de que aquella mujer era capaz de captar mis sentimientos. Así que me armé de valor y procuré aparentar tranquilidad y aplomo.

Правообладателям