Читать книгу Más allá del ayer. Misioneros en África para Jesús онлайн

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El variado grupo de damas y caballeros comerciantes, diplomáticos, agregados consulares, militares y también algunos trotamundos a bordo estaban siempre empeñados en no permitir que el aburrimiento invadiera el barco. Como la compañía naviera Woermann trabajaba principalmente con barcos de carga, el número de pasajeros se mantenía siempre reducido. La comida era sabrosa, sumamente variada, y los platos, tan abundantes que había que medirse constantemente para no caer en excesos.

Como en la cubierta y sobre todo en la proa soplaba el viento helado del invierno, todas las actividades se realizaban en los amplios salones. Largas charlas se sucedieron en aquellos espacios donde nacían nuevas amistades y donde tampoco faltaban los juegos de mesa y un gramófono de la época, con el cual los tripulantes escuchaban nostálgicas melodías de la lejana patria.

El resto del día, Karl se dedicaba a escribir en su diario de viaje y a practicar inglés.

El hecho de tener un teólogo y misionero a bordo despertaba la curiosidad de más de uno de los pasajeros. Para muchos de ellos, la de Karl era una actividad completamente desconocida. Es que la mayoría de quienes viajaban en el barco eran comerciantes o empleados de embajadas europeas en África; poco o nada sabían de la vida y de las actividades de un misionero. Y esta situación abrió las puertas a varias conversaciones.

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