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En cuanto a la arrogancia, he venido apreciando que en varias sesiones de Coaching, realizadas por mí o hacia mí, o en mi día a día laboral, surge una prepotencia o arrogancia ante ciertos comentarios en donde, o veo que un colaborador me está exigiendo, pasando por encima de mi autoridad, o cuando el conocimiento no es claro y para mí resulta algo básico, allí hago alarde de lo que soy como profesional, mi experiencia y poder como gerente, pero al final de la conversación o la situación aparece un intenso sentimiento de culpa, por haber actuado de la manera en que lo hice, pensando mucho en cómo se sintió en el otro y queriendo enmendar lo que hice, pero esto ya no es posible de realizar. Al inicio de la situación, siento una prepotencia enorme, vuelve la intención de aplastar al otro, mi cuerpo se ensancha, crece, se expande, la superioridad mostrada es arrogante, brusca, pero cuando el daño está hecho, vuelvo al caparazón, a la concha, a esconderme, victimizarme, quizás a justificar lo vivido, la culpa es partícipe de este momento.