Читать книгу Incursiones ontológicas VII онлайн

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En el ABC, en mi primera experiencia de Coaching, trabajé mucho el miedo al dolor y al maltrato; al ser vulnerado físicamente, este miedo a los golpes generó en mí una destreza inigualable de huir, de correr, esconderme y protegerme, incluso de desafiar la autoridad, pero desde la distancia, pero lo que no revisé en ese espacio fue: ¿qué hubiera pasado si me hubieran regresado un comportamiento con la misma rabia que yo tenía? Es bien interesante poder identificar esa sensación de poder ponerme en la situación del otro, sentir, pensar y hacer lo que viene después de ese gran maltrato físico y moral, pero me paro desde el lugar en donde efectivamente lo viví y realmente sé lo que pasaba, me disminuía por un momento, lamentándome quizás por haber venido a la tierra a vivir esto, pero después de muchos golpes, me paraba firme y fuerte, porque no me iba a dejar vencer. ¿Con qué postura me paraba? ¿Era valiente, o era arrogante? ¿Buscaba justicia o venganza?

En los días siguientes, la única que me hablaba era mi mamá, mi papá me evadía, mi hermana me ignoraba y mi mamá se me acercaba a preguntarme cosas, no recuerdo qué, pero yo era muy temeroso y precavido de cada movimiento que sucedía; creo que aprendí a desconfiar de cualquier intención con la que llegaran, me volví meticuloso en conocer sus movimientos, en intentar descubrir lo que podía pasar, se generó una desconfianza enorme hacia mi familia; no sabía qué iba a pasar y en qué momento, solo sé que esta situación tensa duró como una semana, hasta que mi mamá se acercó a mí y me pregunto todo lo sucedido; le conté con toda la honestidad del caso y me pidió que le pidiera disculpas a mi hermana, sin esperar nada a cambio, algo que me generó un conflicto muy grande, porque la verdad era que el acto más fuerte, antes del golpe, lo había tenido mi hermana, al romperme algo que para mí era un bien muy preciado, pero hoy, siendo consciente, no escuché su necesidad y no llegué a ningún acuerdo, así que acepté ir a pedirle perdón, pero ella solo me vio, dijo bueno y se fue; las cosas nunca fueron igual entre nosotros.

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