Читать книгу Incursiones ontológicas VII онлайн

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Recuerdo también un evento similar, muy parecido en cuanto a la violencia de ese golpe a mi hermana, pero que fue realizado por mi papá hacia mí. Yo tenía como diez años, mi hermana y yo estábamos en primaria, en el colegio de la Presentación Centro, en Bogotá, Colombia. Recuerdo que mi papá fue a recogernos para unas citas médicas que teníamos. El colegio tenía un corredor que iba de primaria a bachillerato, el cual íbamos transitando, mi papá, mi hermana y yo; recuerdo que comencé a saltar y a molestar a mi hermana, le movía el cabello, o algo así por el estilo, mi papá iba como afanado, quizás un poco molesto, no hablaba mucho y nos decía que nos moviéramos, empezó a alterarse mucho porque mi hermana solo le decía que yo la estaba molestando, así que me mandó adelante de él y tomó a mi hermana de la mano para separarnos; yo seguí muy folclórico, saltando y desde adelante molestando a mi hermana, solo recuerdo que mi papá muy molesto dijo “no más”, con un tono muy firme, pero no paré de hacerlo, solo sé que de un momento a otro salió su pierna derecha con mucha fuerza hacia mí y sentí una patada en la cola que recuerdo fue muy dolorosa; inmediatamente, me adelanté mucho más a ellos dos para sobarme del golpe, mi papá solo me miraba con una cara de rabia que ya me daba miedo, y mi hermana se reía de lo que había pasado; solo sé que desde ese día comencé a tener, puedo decirlo aunque suene muy fuerte, odio por mi papá y su forma de castigar – Este fue un quiebre muy fuerte que trabaje en el ABC – lloré mucho en el camino a dónde íbamos. En la noche llegué a contarle a mi mamá lo que había sucedido, no me dijo nada, pero sí escuche como ellos, en su cuarto, discutían por el tema, solo recuerdo a mi mamá diciéndole -“Cómo se le ocurre pegarle una patada al niño”, es lo último que registro en mi memoria.

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