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¡Ah, pero la vida no se detuvo en el pasado! Aunque es verdad que no podemos decir “aquí no ha pasado nada” –porque sabemos lo malo que hemos hecho– también podemos decir que Dios nos puede perdonar porque “la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). De manera que ¡alabado sea Dios!, aún queda “bálsamo en Galaad”.
Y si así son las cosas, ¿por qué entonces seguir viviendo en el pasado? ¿Por qué no agradecer a Dios porque la preciosa sangre de su Hijo nos ha dado perdón y redención?
Gracias, Padre celestial, porque la sangre de Cristo ha limpiado mi pasado, y porque me ha dado una nueva oportunidad, un nuevo futuro. ¿Qué más puedo desear?
19 de febrero
¿No te has dado cuenta?
“Al despertar Jacob de su sueño, pensó: ‘En realidad, el Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta’ ” (Génesis 28:16, NVI).
A Jacob, el patriarca bíblico, le sucedió lo mismo que tantas veces nos sucede a ti y a mí: creemos estar solos, sin Dios, cuando en realidad estamos solos, pero con Dios.