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Hoy el Señor se acerca a ti y a mí, y nos pregunta: “¿Quieres ser sano?” “¿Quieres ser perdonado?” Obviamente, la respuesta debería ser sí. Pero… Desear ser perdonados significa que no hemos de seguir viviendo como antes. Significa que ahora odiamos lo malo que antes amábamos. Significa, en resumen, que la vida antigua quedó atrás, porque ahora somos nuevas criaturas.
¿De verdad quieres ser sano? ¿De verdad quieres ser perdonado? Si este es tu deseo, ahora mismo puedes pedir a tu Padre celestial que transforme tu corazón.
Padre celestial, concédeme hoy tu sanidad, y también dame tu perdón. Pero ayúdame, por favor, a vivir como es digno de un hijo tuyo que ha sido perdonado por la preciosa sangre del Cordero que fue inmolado.
7 de marzo
Las primeras lecciones
“Instruye al niño en su camino, y ni aun de viejo se apartará de él” (Proverbios 22:6).
¿Cuán temprano en su vida ha de comenzar el niño a aprender las primeras lecciones relativas a su desarrollo espiritual?
Algunos padres consideran que primero se han de suplir las necesidades básicas del niño: alimentación, aseo, sueño... para luego, años después, suplir sus necesidades espirituales. No debe ser así, escribe Donna Habenicht, psicóloga y exprofesora de la Universidad Andrews, en Míchigan, Estados Unidos. Según ella, mientras la madre alimenta al niño, y suple sus necesidades básicas, ya le está enseñando las primeras dos lecciones de su vida espiritual: el amor y la confianza (How to Help Your Child Really Love Jesus, p. 7).