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¿Puedes imaginar todo lo que Dios podría hacer si estuviéramos listos cada vez que él nos necesitara? ¿Todo lo bueno que sucedería si, al igual que Samgar, echáramos mano de los pocos o muchos recursos que Dios ha puesto en nuestras manos?

¿Qué tal si dejamos de quejarnos por lo que no tenemos, y comenzamos a usar los recursos que tenemos, con el poder de Dios, para la gloria de Dios?

Señor, no importa si mis talentos son poco o muchos, capacítame para usarlos hoy de un modo que glorifiquen tu nombre.

26 de enero

“Él se deleita en misericordia”

“¿Qué Dios hay como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en la misericordia” (Miqueas 7:18).

”¿Hay algún Dios como el nuestro?”, pregunta el profeta Miqueas. ¿Algún Dios para quien perdonar no sea una obligación, un simple trámite judicial, o parte de una rutina?

La pregunta de Miqueas se encuentra en la conclusión del libro que lleva su nombre, y cuán importante debió haber sido para él responderla. Por un lado, porque le recordaba el significado de su propio nombre (Miqueas significa “¿Quién se asemeja a Dios?”); por el otro, porque le recordaba al pueblo cuán ingrato habían sido al darle la espalda a un Dios compasivo “que se deleita en la misericordia”.

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