Читать книгу 522 онлайн

14 страница из 66

Giovanni realizó ese ritual todos los días hasta cerca de cumplir los 80 años. Se detuvo poco tiempo antes de morir, el 3 de mayo de 1938. Esa actividad le proporcionaba las escasas liras por día que le permitían mantener a su familia.

Se había casado poco antes de cumplir 40 años con Rosa Bocchieri, también hija de artesanos, cuyos hermanos trabajaban en la construcción, casi todos con escasa instrucción. Sin embargo, no limitaron su actividad sólo a la albañilería, sino que eran sobresalientes escultores y pintores. El estilo barroco característico de la ciudad exigía una ornamentación particular en las construcciones edilicias. Las revolutas, los rostros colgados de los balcones, forjados por eximios herreros y las columnatas regaban la ciudad con su magnificencia. Requerían de aquellos hombres todo su esfuerzo e imaginación para dotar a las paredes de los adornos imprescindibles.

No solamente el estilo barroco, sino el gótico, el normando o el aragonés, retemplaron los muros de esa pintoresca ciudad, donde aún hoy se respira un aire medieval y renacentista. Ornados por las piezas cerámicas producidas en Caltagirone, las casas de la aristocracia, de los barones y de los marqueses que sobrevivieron a las invasiones sufridas, ostentaban una belleza clásica en el exterior de sus fachadas. Allí se albergaban misteriosas existencias que, por medio de exóticos pactos de sangre, dirigían los destinos de la ciudad.

Правообладателям