Читать книгу Hay quienes eligen la oscuridad (versión latinoamericana). Cinco mujeres desaparecidas y ningún culpable онлайн
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Tenía una voz aguda e inocente, como todos los niños.
—¿Por qué siempre cortas rosas del jardín? —preguntó la niña.
—Porque son hermosas. Y si las dejas en la planta trepadora, con el tiempo se marchitan y se secan. Si las corto, puedo darles un mejor uso.
—¿Quieres que las ate? —preguntó la niña.
Tenía diez años y era lo más dulce que le había sucedido en la vida. Extrajo del delantal un alambre fino recubierto de plástico, se lo dio y observó cómo tomaba cuidadosamente las rosas. Evitando las espinas, la niña envolvió los tallos y retorció el alambre hasta tener un ramillete apretado.
—¿Qué haces con las flores? —quiso saber la niña.
La mujer tomó el ramo perfecto de manos de ella.
—Ve adentro y aséate para la cena.
—Te veo recogerlas todos los días y luego las ato. Pero después no las vuelvo a ver.
La mujer sonrió.
—Tenemos trabajo para después de cenar. Esta noche te permitiré pintar, si piensas que tu pulso será suficientemente firme. —La mujer esperaba que el señuelo sirviera para cambiar el rumbo de la conversación.