Читать книгу El Pueblo del hielo 10 - Tormenta de invierno онлайн

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Villemo subió con reticencia y lentitud al carruaje. Ahora ya no tenía motivos para visitar el Bosque Negro. Permaneció en silencio en su asiento camino a casa mientras atravesaban el bosque. Tristan también, pero ella no lo notó. Los otros dos hablaban con entusiasmo.

De pronto, Villemo alzó la vista, se sorprendió y sintió que se ruborizaba. Una figura bloqueaba el camino. Niklas detuvo el buey.

—¿Dónde habéis estado? —preguntó Eldar con firmeza, aunque ya sabía la respuesta.

—Le hemos vendido un poco de cebada y semillas de maíz a tu padre —respondió Niklas con calma.

—¿Vendido?

—A cambio, vendrán a trabajar a Lindealléen unos días. Es trabajo de construcción. ¿Vendrás?

Eldar parecía a punto de estallar y protestar, pero logró recobrar la compostura.

—Ya veremos.

Luego, les permitió avanzar. Apenas había mirado rápido a Villemo. Pero cuando ella se volvió, lo vio de pie en el sendero del bosque. Los ojos de ambos se encontraron y Villemo no era alguien que apartara la mirada. Sintió un abismo estremecedor frente a ella mientras observaba los ojos rasgados y hostiles que se apartaban cada vez más mientras el carruaje avanzaba. Una curva en el sendero rompió el contacto visual más rápido de lo que le hubiera gustado.

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